LA VIDA DE MÁXIMA ACUÑA TRAS RECIBIR EL PREMIO GOLDMAN

LA VIDA DE MÁXIMA ACUÑA TRAS
RECIBIR EL PREMIO GOLDMAN

Grufides 2

A un año y medio de recibir el premio Goldman un equivalente al Premio Nobel en el área medioambiental, la lucha de la activista Máxima Acuña continúa y el desenlace es de pronóstico incierto.
En abril del año pasado Máxima acuña viajó a San Francisco (Estados Unidos) junto a otros 5 activistas, donde fue premiada por sus logros en la protección del medio ambiente, sin embargo, ella nunca se ha considerado como una dirigente o activista. «Solo quiero que me dejen vivir tranquila en mi terreno y que no contaminen mi agua», declaró en una ocasión. Máxima Acuña explicó al periodista Joseph Zárate que lo único que anhela es conservar la forma de vida que conoce: cultivar sus tierras, criar a sus animales, tejer, beber agua de los manantiales cercanos y pescar en la laguna azul, un sueño que por ahora se ve complicado de lograr pues esta lucha lleva ya más de 6 años y tal vez duré muchos más.
Todo empezó en el 2011 cuando la casa y el huerto que construía la familia de Máxima Acuña fueron destruidos por trabajadores de la minera Yanacocha. La minera argumenta que esa propiedad es suya y fue adquirida el año 1997, mientras Máxima Acuña asegura que ella es la dueña y fue adquirida 3 años antes de que la minera supuestamente comprara el terreno, en el año 1994.
Producto de ese conflicto Máxima Acuña se ha visto expuesta a hostigamientos y maltratos por parte de la minera Yanacocha en distintas ocasiones. En el año 2014, la Comunidad Internacional hizo sonar su voz y organizaciones como la Amnistía Internacional o la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de la OEA se movilizaron en su defensa. Estos sucesos fueron los que le llevaron a ganar el premio Goldman.
Ahora, un año después, pese al respaldo internacional y la exposición mediática del caso de Máxima Acuña, la historia sigue siendo la misma. «Qué bien que sigamos ganando en la justicia, pero ya no sé de qué nos sirve eso si la empresa sigue atacándome, sigue presionándome, no me deja vivir en paz…hace menos de un mes, el once de octubre se han vuelto a meter a mi tierra, sin piedad me revolvieron la chacra, otra vez nos dejaron sin comida. Sí, ya sé que eso también se ha denunciado, pero también sé que nadie, ningún fiscal se atreve a pararlos, en el papel nos dan la razón, pero lo real es que nadie quiere detenerlos», afirmó Acuña para el diario Publimetro.
Máxima Acuña es una mujer luchadora que dedicó parte de su vida en proteger algo que a muchos de los peruanos poco o nada nos interesa, preferimos más una barrita de oro que a nuestros recursos naturales que día a día se agotan por la inconsciencia de nosotros.

Esta historia aún tiene muchos capítulos por escribirse y solo el tiempo nos dirá si al final Máxima Acuña podrá vivir como sueña, cultivando sus tierras y pescando en la laguna azul.

Por: Brayan Turco 



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